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San Luis Potosí, San Luis Potosi, Mexico
Colectivo Artístico y Cultural

viernes, 17 de julio de 2009

¿BAILAR SIEMPRE IGUAL?


En general se está observando un baile pobre, devaluado.

El uso de pocos recursos puede generar menor calidad de movimientos personales, una cantidad mínima de “pasos” reiterados hasta el hartazgo, una flaca creatividad. Las causas: falta de información, comodidad, temores, costumbre o una mezcla de todas ellas.

Hay ciertas características generalizadas entre la mayoría de quienes circulan en la pista de una milonga: el uso de un limitado repertorio de movimientos ejecutados de igual manera por todos. Se trata de cuatro “pasos” propuestos a la mujer que repiten los distintos bailarines, los conocidos “ocho atrás”, “cruce de izquierda delante de derecha”, “ocho cortado” y giro a izquierda del varón. Con mínimas variantes, este módico repertorio parece constituirse en el principio y fin del baile.

Atentado a la esencia del baile (la improvisación).

Una danza que nace libre e infinita en sus posibilidades a partir de la improvisación y recreación permanente, sufre el ser encorsetada por la limitación de movimientos, recursos y dinámicas. Se baila repitiendo una y otra vez los mismos movimientos y de la misma forma. Algunos ejemplos: una única manera de caminar respecto a la pareja, por un solo frente del abrazo, primer movimiento excluyente: desplazamiento al lateral, etc.

A poco que se logra un entendimiento elemental con la música y la pareja de baile, aparece el conformarse con ello. Como si el niño que en media lengua logra satisfacer su necesidad, dejara de aprender el idioma, nos quedamos balbuceando un baile que ofrece una riqueza infinitamente superior.

Quienes logran mejores resultados lo obtienen no por naturaleza sino por su trabajo en desarrollar las potencialidades que todos tenemos latentes. Pero está comprobado que generalmente nos conformamos con el uso del 10% de nuestras capacidades.

La repetición de un movimiento. Beneficio y limitación.

La reiteración del gesto corporal como forma de estabilizar acciones y acceder a nuevos esquemas es una de las mejores vías para lograr el objetivo de un nuevo hábito.

Pero el baile de tango, tiene como característica esencial el improvisar y la repetición es negar un componente primordial del mismo. La ejecución reiterada de un movimiento brindará comodidad en su automatismo, seguridad en su falta de sorpresa, pero su precio (todo tiene un costo en esta vida) es lo limitado, resignado, aburrido, no creativo, que se hace ese baile.

En un caso, en cada tanda solo cambiará la cara del o la acompañante, para repetirse una y otra vez el mismo baile. En el otro se puede bailar distinto cada tango con la misma pareja.

La observación aquí planteada es para invitar a un despliegue de los recursos posibles que todos tenemos en potencia, pero que no están desarrollados todo lo que podemos.

sábado, 11 de julio de 2009

EL TANGO Y SU INTERPRETACIÓN


Toda obra de arte es también en cierto modo un test proyectivo, en el sentido de que actúa, como un poderoso estímulo para la imaginación de quien la contempla o la escucha.

Una escultura, un cuadro, una melodía, un poema, un tango, proponen una pluralidad de significados que incluye no sólo aquellos que concuerdan con la intención del artista, sino también los que percibe cada persona desde su propia manera de darle significación a los datos de sus sentidos.

No tenemos prácticamente sensaciones puras, sino percepciones. Esto significa que además de registrar información pasivamente, como puede hacerlo una cámara fotográfica o un grabador de sonido, nuestro intelecto estructura esa información activamente atribuyéndole un significado que
puede ser muy diferente para una persona o para otra.

La idea de un intelecto que es no sólo receptor pasivo sino también -y sobre todo- activo, proviene de Aristóteles, que utilizó la expresión intelecto agente para referirse no sólo a la capacidad de abstracción que nos permite llegar a concebir conceptos generales, sino también a la tarea de discriminar entre distintos estímulos para, por ejemplo, percibir el sonido de un solo instrumento entre el conjunto de una orquesta.

En síntesis, que la percepción que vamos desarrollando a medida que se compenetran de la obra y descubren sus posibilidades y matices de expresión, constituye un significado tan auténtico como el que pudo haber tenido en la intención originaria de su autor.


Muchas obras de Astor Piazzolla que por su vuelo sinfónico se alejan de la tesitura del tango clásico, recuperan su profunda esencia tanguera al ser interpretadas por la orquesta de Aníbal Troilo. "Piazzolla no sabe nada de lo mío", ha dicho lapidariamente Pichuco; lo que significa simplemente que Piazzolla intenta expresar con sus obras una concepción estética muy diferente a la suya, a la que sin embargo Troilo no distorsiona cuando la ubica en el marco de su propia concepción de lo tanguero.